Estrategias para Ayudar a Personas en Riesgo de Suicidio

Ayudar a una persona en riesgo de suicidio puede parecer una tarea abrumadora, pero existen varias estrategias efectivas que podemos implementar. La primera y quizás la más crucial es preguntar directamente sobre sus pensamientos suicidas. Aunque no es una pregunta fácil de hacer, estudios muestran que preguntar a las personas en riesgo si tienen pensamientos de suicidio no aumenta los suicidios ni los pensamientos suicida. Preguntar directamente puede abrir un canal de comunicación y demostrar a la persona en riesgo que no está sola.

Después de preguntar, es importante mantener a la persona a salvo. Esto implica reducir el acceso a medios letales como armas de fuego, medicamentos o cualquier otro objeto que pueda ser utilizado para autolesionarse. Preguntar a la persona si tiene algún plan específico y desactivar o eliminar cualquier medio letal puede marcar una gran diferencia. Este paso puede ser difícil, pero es esencial para garantizar la seguridad inmediata de la persona en riesgo.

Estar presente es otra estrategia crucial. Escuchar atentamente para entender lo que la persona está pensando y sintiendo puede proporcionar un gran alivio. Las investigaciones sugieren que reconocer y hablar sobre el suicidio puede reducir los pensamientos suicidas en lugar de aumentarlos. Mostrar empatía y comprensión puede hacer que la persona se sienta escuchada y valorada.

Además de estar presente, es vital ayudar a la persona a establecer conexiones con personas de confianza. Guardar el número de la Línea de Prevención del Suicidio y Crisis (988) y la Línea de Mensajes de Texto en Tiempos de Crisis (741741) en su teléfono celular para que los tenga a mano cuando los necesite es una medida práctica. También puede ayudar a la persona a conectarse con un miembro de la familia, un amigo, un asesor espiritual o un profesional de la salud mental. Estas conexiones pueden proporcionar un apoyo adicional y una red de seguridad.

Finalmente, mantenerse comunicado con la persona es crucial. Mantenerse en contacto después de una crisis o después de haber sido dada de alta de su tratamiento puede marcar la diferencia. Los estudios han demostrado que el número de muertes por suicidio disminuye cuando alguien da seguimiento con la persona en riesgo. Un simple mensaje de texto, llamada telefónica o visita puede ser suficiente para demostrar a la persona que no está sola y que hay personas que se preocupan por su bienestar.

En resumen, ayudar a una persona en riesgo de suicidio requiere una combinación de acciones directas y de apoyo continuo. Preguntar sobre los pensamientos suicidas, mantener a la persona a salvo, estar presente, ayudar a establecer conexiones y mantenerse comunicado son estrategias efectivas que pueden salvar vidas. Es importante recordar que no estamos solos en esta tarea y que hay recursos y herramientas disponibles para ayudar en este proceso. La educación y la concienciación sobre estas estrategias son esenciales para garantizar que todos tengan la capacidad de intervenir de manera efectiva cuando sea necesario.

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